sábado, 31 de octubre de 2009

CARLOS OSORO, HERMANO HONORARIO DE LA VERA CRUZ DE GIJÓN


Según ha podido saber GC, D. Carlos Osoro Sierra, Arzobispo de Valencia y hasta hace unos meses Arzobispo de Oviedo, ha aceptado “con mucha ilusión y agradecimiento” su nombramiento como Hermano Honorario de la Ilustre Hermandad de la Santa Vera Cruz, de Gijón, accediendo a la solicitud que le fue presentada por acuerdo de la Junta de Gobierno de la referida Hermandad gijonesa.


viernes, 30 de octubre de 2009

COMIENZA LA CUENTA ATRÁS


Se ha confirmado ya la fecha para la reapertura de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, tras los intensos trabajos de restauración a los que ha sido sometida. Será el domingo 22 de noviembre, festividad de Cristo Rey del Universo, en una solemne Misa, a las cinco de la tarde, que será presidida por el nuevo Nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, y que contará también con la presencia de otros prelados.


La parte musical de la celebración corresponderá al prestigioso coro británico Tenebrae (http://www.tenebrae-choir.com/)



martes, 27 de octubre de 2009

CENA DEL VOLUNTARIADO VICENCIANO DE GIJÓN


El Voluntariado Vicenciano de Gijón organiza una cena, el próximo viernes día 6 de noviembre en los salones del Hotel Begoña Park, con el fin de recaudar fondos para su principal labor social del Ropero de San Vicente. Los cubiertos, a 36 € cada uno, pueden retirarse en la propia sede del Ropero, en el nº 3 de la calle Caridad.

lunes, 26 de octubre de 2009

PASEANDO POR GIJÓN


Pasear por Gijón es toparse en cada esquina con su historia creyente. No sólo en el barrio alto, donde son incontables las referencias religiosas: la atalaya de Santa Catalina, las calles del Rosario, Ave María, las Cruces, Recoletas, Vicaría, Arcipreste Piquero, Remedios,  plaza de la Soledad o Campo de las Monjas.

La calle principal de nuestra ciudad, hoy conocida como Corrida, fue durante muchos años la calle Ancha de la Cruz. Calles de la Trinidad, Santa Elena, Santa Lucía, Santa Rosa, San Antonio, vinculadas a antiguas capillas desaparecidas o mutiladas y desacralizadas. Calle de San Bernardo, por un antiguo priorato cisterciense sufragáneo de Valdediós.

Calle del Sagrado Corazón, San Agustín, Caridad, plaza y barrio del Carmen (otra vez vinculados a una desaparecida capilla), sin olvidar a grandes Papas, como León XIII o Juan XXIII.

Sólo glosando los nombres de nuestras calles y plazas casi podría reescribirse el Catecismo de la Iglesia Católica, o un abultado catálogo de santos.

Y lugares emblemáticos, como la Providencia, la Guía (siempre soñando recuperar su capilla de la Virgen), o la mismísima playa de San Lorenzo, que debe su nombre a otra vetusta capilla.

Seguro que se nos queda algo en el tintero. Parece mentira que con este nomenclátor algunos se empeñen en presentar a nuestra villa como una localidad laica y descreída. ¿Andan por las mismas calles que nosotros, o las sobrevuelan sin pisarlas e ignorando la más elemental historia de nuestra villa?.

domingo, 25 de octubre de 2009

PRIMER ENCUENTRO CORAL DE MÚSICA SACRA DE GIJÓN


El Orfeón del Real Grupo de Cultura Covadonga organiza el I Encuentro Coral de Música Sacra de Gijón, a celebrar en la iglesia parroquial de la Asunción (El Bibio) los próximos días 1, 6 y 7 de noviembre. En el mismo participarán los coros de “El León de Oro” de Luanco, “Angel Embil” de Pola de Siero, y “Melisma” y el propio Orfeón del Grupo de Gijón. Deseamos toda clase de éxitos a esta iniciativa, y esperamos que sirva para contribuir a mejorar la calidad de la música polifónica que se escucha en nuestros templos.














viernes, 23 de octubre de 2009

LA CAPILLA DE LA TRINIDAD



En ocasiones resulta difícil interpretar y disfrutar con el arte moderno y en especial con las últimas exposiciones realizadas en la antigua capilla de la Trinidad. Lógicamente, se desea lo mejor para estos artistas. Incluso que triunfen a nivel internacional, y posiblemente cuando llegue ese momento, estaremos satisfechos de que en sus comienzos hayan expuesto en Gijón. Pero los buenos recuerdos de la infancia cuando asistíamos a misa en este templo, no permiten ser objetivo al aceptar un uso tan diferente después de tantos años.


Hace algún tiempo se expuso una escultura que consistía en una torre hecha con cajas de sidra. En otra ocasión, un artista nipón observó que cuando la gente entraba en el recinto miraba hacia arriba, por lo que decidió crear unos tabiques para que la capilla fuese vista de arriba hacia abajo.

Próximamente otro artista instalará una cascada dentro de la capilla porque pretende “crear un entorno dentro de otro entorno” (¿?). Difícilmente podrá tener la belleza de la cascada natural de la Santa Cueva de Covadonga.

Este emblemático edificio construido en el siglo XVII con fachada barroca, fue propiedad en un principio de la familia Jove-Huergo, y posteriormente de la familia García-Sala. En los primeros años del pasado siglo, Don Eutiquio de la Sala lo dona a la Parroquia de San Pedro junto con otros terrenos para crear una fundación benéfico-docente. Es entonces cuando su párroco y arcipreste, Don Ramón Piquero, decide poner en marcha la Fundación San Eutiquio, en agradecimiento al providencial benefactor.

Durante muchos años este edificio estuvo regentado por los Hermanos de la Salle, teniendo su residencia en la zona anexa a la capilla, aunque tenía su entrada por la parte trasera, por entonces denominada Calle Hortalizas.

Muchos han sido los niños que a diario acudían al alba a la misa en esta capilla, para después acompañar a sus profesores, los Hermanos de la Salle, hasta su colegio en Cimadevilla para comenzar las clases.


Es cierto que en su momento gracias al cambio de titularidad de la capilla, la Parroquia de San Pedro pudo culminar una magnífica obra como es la Residencia de Ancianos, y eso sirve de consuelo. Pero ver este templo, otro más, ya desacralizado es algo a lo que no resulta fácil acostumbrarse.

Es posible que cada persona tenga un concepto diferente del arte y de la estética, pero a mucha gente les puede resultar más agradable la imagen de la Santísima Trinidad que presidía el altar en sus buenos tiempos realizada por A. Claret, que las últimas exposiciones anteriormente comentadas. Esta imagen es en la actualidad custodiada por un grupo de personas que la salvaron de su destrucción de forma espontánea, como si con ello se fuera a perder también parte de sus vidas.

Estanislao de Kostka Lloréns Menéndez

jueves, 22 de octubre de 2009

EL PATRIMONIO DISPERSO DE LA BASÍLICA DE GIJON (Y II)

Si el sagrario y el Cristo de Blay son las piezas cuya retirada de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús más llamó la atención, no fueron ni mucho menos las únicas.

Como señalábamos en nuestra primera entrega, el templo fue transferido a la diócesis en 1998, después de que la Compañía de Jesús retirara todo el ajuar litúrgico (ornamentos, custodias, vasos sagrados), y numerosos bienes muebles del templo.

Así sucedió con las imágenes de santos jesuitas colocadas sobre la columnata del presbiterio. Las imágenes originales habían sido destruidas en su totalidad en el incendio provocado por las turbas en el año 1930, o en los aciagos días de la guerra civil. Tras el retorno de la Compañía de Jesús, en 1939, se inició la reposición de las imágenes.


Para ello se volvió a contar con la generosidad y desprendimiento de los gijoneses. Así el 31 de julio de 1941 se instalaba en el templo esta nueva imagen de San Ignacio, donada por las congregaciones marianas con sede en la iglesia, o por mejor decir por los gijoneses que las integraban. Esta talla, como la de San Francisco Javier, era obra de los prestigiosos talleres de arte Granda de Madrid. Hoy ambas se encuentran en la capilla del colegio gijonés de la Inmaculada, dejándonos el consuelo de que al menos no hayan salido del concejo. Respecto a las restantes imágenes de santos jesuitas parece que algunas estaban prácticamente destrozadas por la carcoma, y otras fueron trasladadas a la clausura del mismo colegio.


También procedía de los talleres de arte Granda la imagen del Sagrado Corazón que presidió durante años, en la década de los cuarenta del pasado siglo, el altar del templo. Posteriormente se encargó una de mayor tamaño, que es la que hoy conocemos y aún se conserva, que fue realizada por el escultor jesuita P. Punín, S.J. La imagen de Granda fue trasladada a la basílica de Loyola, donde todavía preside el altar lateral dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, como puede apreciarse en la fotografía.


La capilla del colegio de la Inmaculada ha sido también el destino de otros elementos de la popular Iglesiona. Es el caso de los bellos ángeles de madera que coronaban los extremos del comulgatorio del templo, que tras la retirada del mismo (que hoy sin duda juzgaríamos apresurada y poco acertada) fruto de los afanes reformadores de los años 70, acompañaron después algún tiempo la imagen del Cristo de Blay. Hoy se encuentran en el suelo del presbiterio de la capilla colegial, algo desubicados y en una anacrónica disposición.


Idéntico destino han conocido los ricos candelabros dorados que custodiaban la imagen de la Virgen de Covadonga, y que habían sido donados también gracias al esfuerzo de las congregaciones marianas gijonesas.

martes, 20 de octubre de 2009

EL PATRIMONIO DISPERSO DE LA BASÍLICA DE GIJÓN (I)

Hace ya once años que la Compañía de Jesús transfirió la titularidad de la hoy Basílica del Sagrado Corazón, en Gijón, a la archidiócesis de Oviedo. Desde la distancia que da el tiempo transcurrido, parece bastante evidente e indiscutible que dicho proceso de transferencia no resultó precisamente modélico.

En el transcurso del mismo se orillaron cuestiones trascendentales, como los graves defectos estructurales que ya afectaban al edificio, y que afortunadamente parecen hoy superados. Junto a ello un generoso “laissez faire” otorgado a los entonces responsables provinciales de la orden fundada por San Ignacio, se tradujo en el despojamiento consentido de algunos de los elementos más identificativos y queridos del templo gijonés.

El templo se entregó desprovisto de todo su ajuar litúrgico, y según personas que vivieron el proceso muy de cerca, éste adquirió por momentos ribetes cuasi cómicos. El hecho de que se retiraran hasta las alfombras del presbiterio, confeccionadas a la medida de sus gradas y por tanto difícilmente servibles para otro recinto, o que incluso se hubiera llegado a plantear la posibilidad de hacer otro tanto con el órgano del templo, dan buena fe de ello.

Pero sin duda los casos más sangrantes fueron la retirada del templo de la calle Jovellanos de su representativo sagrario, y del venerado Cristo de la Paz, obra cumbre del escultor Miguel Blay Fábrega. Ambos fueron sacados con nocturnidad por la puerta lateral del edificio, en la calle Begoña, con rumbo a la casa de los jesuitas en Villagarcía de Campos (provincia de Valladolid).

Allí permanecerían almacenados unos años, hasta que, tras la destrucción del viejo retablo neogótico de la iglesia de la Merced de Burgos, por un incendio acaecido en el año 2001, decidieron trasladarlos a este templo, donde todo su altar mayor rezuma hoy reminiscencias gijonesas.


El monumental sagrario de la conocida Iglesiona, como puede comprobarse en la fotografía antigua que se adjunta tomada en su tradicional emplazamiento, reproducía en su fachada el pórtico del templo gijonés. Con forma de basílica románica, como si fuera una premonición del título que se le otorgaría al templo, aparece orlado por una legión de ángeles, y coronado por la imagen de San Miguel Arcángel que defiende a la Iglesia de sus enemigos. En el momento de su realización, por la casa Tiestos de Barcelona, pasaba por ser el sagrario más grande de España, y fue construido con las aportaciones de plata y alhajas realizadas generosamente por numerosos gijoneses.

En otra fotografía inédita puede contemplarse la parte trasera del inmenso sagrario, colocado ya como está en la actualidad, en el altar mayor de la iglesia burgalesa de la Merced.

La otra pérdida sustancial fue la retirada de la imagen del Cristo de la Paz, más conocido como Cristo de Blay, por ser su autor el afamado escultor Miguel Blay Fábrega. El Cristo fue encargado en el año 1914 por D. Cesar Carvajal, que lo donó a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Gijón. En carta autógrafa de Miguel Blay al P. Ibero, rector del colegio de la Inmaculada y factótum de las obras de construcción del templo, fechada en Madrid el 25 de octubre de 1.923, en la que le informa de las medidas finales de la imagen, hace referencia expresa al encargo realizado por D. Cesar Carvajal con destino a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Gijón. Parece por tanto que el destinatario de la donación, según voluntad del donante, era el templo concreto de destino y no la Compañía de Jesús.


El largo tiempo del que dispuso Blay para la realización de su obra (desde 1914 a 1924) le permitió convertirla en una de sus creaciones más destacadas, quizá su última gran obra, ya que desde 1925 a 1933 Blay trabajó poco, al ocupar la dirección de la Academia Española de Roma.

El Cristo de Blay, y antes de su traslado a Gijón, fue presentado en Madrid en la Semana Santa del año 1924 (entre el 5 y el 10 de abril), en las salas de la Sociedad de Amigos del Arte (bajos de la Biblioteca Nacional), con gran éxito y repercusión social, recibiendo incluso la visita de los reyes de España, D. Alfonso XIII y Dña. Victoria Eugenia.



En las fotografías podemos contemplar una imagen reciente del Cristo de Blay en la iglesia burgalesa de la Merced. En otra de ellas, tomada en el mismo templo, se ve  la imagen perdida en la inmensidad del ábside, junto al sagrario de la basílica de Gijón, y el altar de madera que fuera también de la capilla de San José del gijonés colegio de la Inmaculada. Esta capilla vio desmantelada su tradicional disposición tras la reforma litúrgica de los años 70, desapareciendo incluso la imagen del santo titular, que según parece se conserva hoy en la esquina de un pasillo de la clausura del colegio.

Como detalle curioso, la última fotografía nos muestra el sepulcro de Miguel Blay en su Olot natal. Sobre él aparece la efigie del Cristo de la Paz gijonés, prueba de la veneración que el mismo autor le profesaba, y de la importancia alcanzada por esta imagen en el conjunto de su obra.


La prensa local informaba recientemente de los intentos que se encuentra realizando el rector de la Basílica de Gijón, para conseguir el retorno a la ciudad de estas dos piezas singulares (sagrario y Cristo de la Paz), que fueron donadas y concebidas para su ubicación en dicho templo. Esperamos que las gestiones fructifiquen, ya que dado el significado y valor que tienen para muchos católicos gijoneses, resulta doloroso verlas alejadas de la ciudad, y en una ubicación donde poco significarán para los habitantes de Burgos. Allí podrían ser sustituidos por el mismo sagrario e imagen de Cristo con que los jesuitas trataron de llenar el hueco dejado en la Iglesiona, al abandonarla en el año 1998.

Parece lógico que, incluso sin llegar a discutir su propiedad que podría continuar siendo de la Compañía (aún cuando por los antecedentes expuestos la cuestión sería bastante dudosa), ambos elementos deberían retornar, al menos en depósito, a su emplazamiento original. Existen antecedentes similares en la propia ciudad de Gijón, donde la Compañía de Jesús tiene en depósito, sin renunciar a su propiedad, la biblioteca asturiana del P. Patac, S.J., justo en un edificio situado frente a la Basílica. Creemos pues que existen razones tanto, o más poderosas, para disponer una medida similar en relación con estas piezas históricas y artísticas de la Basílica del Sagrado Corazón.

Continuará…






ELOGIO DE "UN HORIZONTE"

El blog GC (Gijón Católico) inicia hoy su camino, y sus responsables hemos querido hacerlo mostrando la imagen más representativa de nuestra ciudad, el rey Pelayo que alzando la Cruz de la Victoria contempla el horizonte gijonés.

Al iniciar esta marcha queremos exponer cuál es nuestro objetivo, que no es otro que el de servir desinteresadamente a la comunidad católica de esta villa, cuyas raíces más profundas y auténticas se hunden en la fe y la tradición cristiana. Así lo atestigua nuestro escudo local, cuyo centro ocupa precisamente el mismo rey Pelayo con su Cruz.

Mediante reportajes, comentarios, e informaciones, queremos divulgar y dar a conocer esas raíces, el patrimonio y tradiciones de nuestra fe, así como las numerosas actividades e iniciativas de la comunidad católica local.

Todo ello siempre bajo dos premisas: la fidelidad a la objetividad y la verdad (“La verdad os hará libres”- Jn 8, 32), y la plena comunión eclesial a la que nos adherimos incondicionalmente desde este momento fundacional.

En los últimos años se han querido buscar otros símbolos identificadores de nuestra villa, como el llamado “Elogio del horizonte”. También hoy nosotros queremos hacer un elogio, pero no de cualquier horizonte perdido ante la inmensidad del mar, sino de “un horizonte” concreto y esperanzador. Del horizonte que ha marcado durante siglos, y sigue marcando aún, la vida de miles de gijoneses.

Del horizonte que nos abre la Cruz de Cristo, Cruz de la Victoria la llamamos con razón, porque ha vencido el mal, el pecado, y la muerte. La misma Cruz que todos los días nos muestra el rey Pelayo desde lo alto de su pedestal, como una brújula que nos ha de conducir a puerto seguro.