Nada menos que vía la capital del reino, nos ha llegado la primicia informativa de que el jesuita esloveno P. Marko Ivan Rupnik, S.J., es el encargado de dirigir las obras de renovación y nueva decoración de la capilla del Santísimo, ya en fase de ejecución, en una emblemática parroquia gijonesa.
Además de profesor en el Pontificio Instituto Oriental y en la Universidad Gregoriana, ambos en Roma, el P. Rupnik es un conocido artista, destacando por sus reputados mosaicos que, con escenas evangélicas en vivos y marcados colores, aúnan la tradición oriental con la modernidad. Rupnik es el autor de la decoración de la capilla Redemptoris Mater, en el Palacio Apostólico del Vaticano, ofrecida por los cardenales al beato Juan Pablo II, en el año 1999, con motivo de sus bodas de oro sacerdotales. También en España, y concretamente en Madrid, cuenta con varias obras. Así la decoración de la Sacristía Mayor y Sala Capitular de la catedral de la Almudena, y la decoración de las capillas de la Conferencia Episcopal, y de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), esta última en el Colegio Mayor San Pablo-CEU.
Los trabajos, ya en marcha, han provocado que los fieles de este templo gijonés se hayan encontrado este domingo su girola sellada por unos muros de panel, recordando así los años en que la misma estuvo clausurada, tras la consagración del templo en el año 1954. Aquel cierre, entonces con tupidas cortinas y no paneles, obedeció a la orden dada por el Arzobispo de Oviedo, monseñor Lauzurica y Torralba, que no estaba de acuerdo con que se hubiera dotado a un simple templo parroquial de aquel elemento que entendía reservado únicamente a los de rango catedralicio.
Sin duda esta obra contribuirá a incrementar el patrimonio artístico religioso de Gijón. Aunque algunos expertos consultados por este blog, y sin dudar de la calidad del artista, si se han permitido cuestionar la idoneidad del lugar elegido para albergar su obra. En concreto dudan que la misma, marcada por su estilo colorista, pueda encajar sin estridencias en este templo gijonés, reconstruido con pretensiones de revival del prerrománico astur, y marcado por ello por la sobria austeridad de sus formas.