viernes, 5 de noviembre de 2010

LADRAN, LUEGO CABALGAMOS

Todo está ya listo para la visita que el Papa realizará a nuestra nación el próximo fin de semana. Santiago de Compostela y Barcelona serán, sin duda, los escenarios de una multitudinaria y exitosa visita, desde los que Benedicto XVI lanzará a todos los españoles un mensaje de esperanza, coherencia y recta razón, sólo como él sabe hacerlo.

Estas dos ciudades fueron ayer escenario de concentraciones en contra de la visita, que tuvieron un resultado ciertamente insignificante  y desalentador para sus organizadores. Apenas varias docenas de personas en la ciudad gallega, y unas dos mil quinientas en la capital catalana (comparen la cifra ridícula con la población de una ciudad cuyo área metropolitana concentra cerca de cinco millones de personas), ponen bien a las claras  la representatividad de estos grupos minoritarios y exaltados que corearon lemas tan tolerantes como “vamos a quemar la Conferencia Episcopal”.

Tampoco faltan hoy, en nuestra prensa local, exponentes de este radicalismo minoritario que, con tanto mal gusto como debilidad en su argumentación, enseñan la patita y los colmillos de un sectario y rabioso anticatolicismo rayano en lo patológico, y que pone bien a las claras el nerviosismo que les invade ante el éxito cantado de antemano de la visita papal

Desde Gijón seremos muchos más los que seguiremos con entusiasmo e interés esta visita, o aquellos que, desde posturas alejadas de la fe, la contemplarán simplemente con el respeto y compostura que debe suponérsele a cualquier persona medianamente civilizada.

Y es que viendo la actitud de algunos sólo cabe recordar el refranero: “ladran, luego cabalgamos”.

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