Hace unas semanas un medio local publicaba una entrevista, más que prescindible por usar términos caritativos, a un ex-catedrático de Historia y “cura rural” (sic), eso sí residente en la señorial y burguesa Carbayonia. En ella el ínclito entrevistado, dando escasas muestras de eclesialidad, se despachaba a gusto contra la reciente y exitosa Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), celebrada en Madrid el mes pasado, y pontificaba, sin mejor criterio, sobre otras cuestiones de la Iglesia.
Afortunadamente, y pese a todo el aparato mediático que les arropa, son ya pocos los que se dejan embaucar por razonamientos tan demagógicos. Prueba de ello es la certera carta con la que ayer, y en el mismo medio, un inteligente lector desenmascaraba las contradicciones “progresaurias” reflejadas en la citada entrevista.
Les recomendamos la lectura íntegra de dicha carta, y les ofrecemos, como muestra, este párrafo: “Es cosa de ver lo de estos clérigos que reivindican una Iglesia poco menos que invisible, mientras van ellos por la vida con más intermitentes y bombillas de colores que la puerta de un burdel. A uno le recuerdan los piagnoni (llorones) y arrabbiati (rabiosos) de la Florencia de Savonarola”.
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