Vía
Crucis de Gerardo Diego
Quinta
estación
Jesús es ayudado por el Cirineo
Ya
no es posible que siga
Jesús
el arduo sendero.
Le
rinde el plúmbeo madero.
Le
acongoja la fatiga.
Mas
la muchedumbre obliga
a
que prosiga el cortejo.
Dure
hasta el fin el festejo.
Y
la muerte se detiene
ante
Simón de Cirene,
que
acude tardo y perplejo.
Pudiendo,
Jesús, morir,
¿por
qué apoyo solicitas?
Sin
duda es que necesitas
vivir
aún para sufrir.
Yo
también quise vivir,
vivir
siempre, vivir fuerte.
Y
grité: -Aléjate, muerte.
Ven
Tú, Jesús cirineo.
Ayúdame,
que en ti creo
y
aún es tiempo de ofenderte.
Fotografía:
Nazareno de Ballester Vilaseca
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