La devoción a la
Divina Misericordia comenzó a difundirse por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca en 1930. El mensaje no es nada nuevo, sino que nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la tradición: que Dios es misericordioso y que perdona y que nosotros también debemos ser misericordiosos y debemos perdonar. Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a un entendimiento más profundo sobre el Amor ilimitado de Dios y la disponibilidad de este Amor a todos, especialmente a los más pecadores. El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina Misericordia esta basada en los escritos de la
Santa María Faustina Kowalska, canonizada por
Juan Pablo II en el año 2.000, una monja polaca sin educación básica que, en obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios.
La fiesta de la Divina Misericordia se celebra el segundo domingo de Pascua, tradicionalmente conocido como domingo “in albis”.
La imagen propia de esta devoción recoge a Nuestro Señor Jesucristo con rayos de luz irradiando desde su Corazón, tal y como se le reveló a Santa María Faustina Kowalska.
También esta devoción ha llegado a Gijón, y la imagen de la Divina Misericordia se venera en la parroquia del beato Juan XXIII, en Viesques, donde preside el retablo del altar del Santísimo Sacramento.
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