viernes, 8 de julio de 2011

CANCIONES DE VERANO, O UN POCO DE HUMOR

El verano suele ser época propicia para canciones intrascendentes. Melodías pegadizas y facilonas, colmadas de letras fútiles y repetitivas.

En los ámbitos eclesiales locales ha dado mucho que hablar, en los últimos días, cierta fotografía. Lo llamativo es que el motivo de tanta habladuría es que los sacerdotes que en ella aparecen lo hagan vestidos de tales, es decir de curas, y no disfrazados o camuflados de seglares.

Algo que, sin duda, no debiera ser causa alguna de sorpresa, ya que la propia ley de la Iglesia, su Código de Derecho Canónico (CIC), incluye entre las obligaciones de los clérigos, canon 284, que éstos “han de vestir un traje eclesiástico digno”. Se trata pues, una vez más, de un caso en el que se tuerce la razón y la lógica, para presentar como extraño o criticable lo que más bien es normal, razonable, y hasta obligado.

Lo extraño es que los clérigos no vistan como tales, y más en una sociedad como la nuestra, fuertemente secularizada y necesitada de referencias y testimonios.

Llamativo sería también, y de todo hay, que en algunos casos la vestidura clerical no fuera más que una mera pose forzada para la fotografía oficial, que no encuentra continuidad y regularidad en la vida diaria y en la práctica pastoral. Refiriéndose a estos últimos casos algún amigo ingenioso nos ha sugerido una canción de moda entre los clérigos asturianos este verano. Inspirada en algunas estrofas de “la bamba”, canción conocidísima y popular, parece que el tema que causa furor no es otro que el “alirongo, alirongo, alirongo, la tirina me la quito y me la pongo…"

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