martes, 8 de mayo de 2012

NOSOTROS TAMPOCO LO ENTENDEMOS

Acaba de anunciarse la celebración, en Gijón, de unos llamados “Encuentros de cristianos de base” (sic), que tendrán lugar, entre los próximos días 10 y 12 de mayo, nada menos que, pásmense ustedes, en los locales de la Casa Diocesana de la Iglesia, en la calle de Cabrales, vecinos a la parroquia de San Lorenzo.

Además de otros “destacados” ponentes, el encuentro será clausurado por un tal Juan José Tamayo, quien, según nota de la Comisión Episcopal para la Doctrina de Fe, de fecha 10 de enero de 2003, “ha seguido en sus publicaciones teológicas y manifestaciones públicas una trayectoria que le aparta de la comunión eclesial, lo cual es incompatible con la condición de teólogo católico”. Sencillamente nos parece una auténtica tomadura de pelo, a todos los católicos gijoneses, que los locales de nuestra Iglesia se presten como tribuna a un vocero de esta naturaleza. No salimos de nuestro asombro, y hacemos nuestras las palabras del popular blogero Francisco José Fernández de la Cigoña (La cigüeña de la torre), escritas hace sólo unos meses ante hechos similares. Lo dicho entonces para Madrid, podría aplicarse ahora, de pe a pa, para el caso gijonés.

“En un centro religioso de la archidiócesis de Madrid se va a celebrar un curso sobre Teología de la Liberación. En principio este enunciado no implica nada. Puede ser un curso excelente o pésimo. Este va a ser pésimo. La lección inaugural va a correr a cargo de Juan José Tamayo, sacerdote casado y permanente debelador de la Iglesia. Hasta el punto de que será difícil encontrar una persona en España, en esta triste España de hoy en la que los enemigos de la Iglesia crecen como setas en otoño, que pueda quitarle el puesto número uno en la campaña antieclesial.

En estas páginas no suelo ocuparme de Tamayo que es un fenómeno extraeclesial. En su condición actual, fuera del ejercicio sacerdotal católico, sus opiniones son como las de un laico cualquiera. No compromete a la Iglesia con sus ataques. Como no lo hace Cayo Lara, Gala o Javier Marías. Aquí hay libertad de expresión y hacen uso de ella. Como yo. Aunque lo que expresen ellos y lo que haga yo sea tan distinto.

Pero ya que la Iglesia le preste una plataforma para que desde ella la siga poniendo a parir quien ha hecho de eso su actividad constante y su medio de vida me parece increíble y una vergüenza. Y esto no va contra Tamayo sino contra quien lo trae a la Iglesia. Y no tanto contra esa vergüenza que es San Carlos Borromeo de Entrevías sino contra la Iglesia de Madrid que consiente esa vergüenza.

Mucha misa de acción de gracias por la JMJ y a uno de los mayores críticos de la JMJ se le ofrece una iglesia para que desde la misma se siga atacando a la institución eclesial. Se le niega a la Juan XXIII, y muy bien negado, que sus congresos se celebren en locales de la Iglesia y se cede una iglesia para que su secretario y alma de la Asociación, que sin Tamayo seguramente ni existiría ya, y a éste se le da una iglesia para que desde ella suelte todo su veneno contra la Iglesia. Es muy difícil de entender. Y yo, desde luego, no lo entiendo”.

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