miércoles, 9 de mayo de 2012

NUNCA ES TARDE

Si ayer denunciábamos la utilización de los locales gijoneses de la Casa de la Iglesia Diocesana para la conferencia de un supuesto teólogo públicamente no católico, hoy debemos felicitarnos por la inusitada rapidez con la que las autoridades del Arzobispado han reaccionado, dejando clara la prohibición del uso de dicho local para este fin. Una conferencia que puede celebrarse en cualquier otro lugar, pero no desde luego en un local de la Iglesia católica.

Cuando las cosas chirrían de tal modo no cabe más solución que una reacción rápida y contundente como la habida.

En cualquier caso, hechos como este deberían hacer sonar las alarmas de los responsables diocesanos, ante lo que parece una más que evidente falta de control y coordinación en el uso y programación de actividades en espacios eclesiales, máxime cuando estos se encuentran, como es el caso, bajo la gestión directa de la diócesis. Y no haría falta salirse del arciprestazgo de Gijón para encontrar otros casos no tan escandalosos, pero si ciertamente llamativos, de usos dados a inmuebles dependientes de la Iglesia.

Subsanado el error, debería tomarse nota ahora de cara al futuro. Y es que si la reacción ha sido adecuada y rápida, continúa resultando inconcebible que puedan llegar a programarse y a anunciarse, y así parece que se hizo, actividades en la Casa de la Iglesia Diocesana, sin ningún tipo de autorización o control previo. Control mínimo que, además de resultar de fácil puesta en práctica, cualquier persona diligente ejercería sobre sus propiedades o inmuebles, y es que antes de hacer dejación de este ejercicio de control mejor sería no tener ni unas ni otros. Más vale no tener bienes que usarlos mal.

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