En este primer domingo de Cuaresma nuestro Arzobispo, D. Jesús Sanz, habla con claridad en su carta semanal (Dia-bolus: el separador) de las fuerzas del mal y del diablo separador, cuya existencia algunos parecen poner en duda o ignorar en nuestros días. Estas son algunas de sus palabras:
“El demonio –en medio de mundo que lo ignora y lo frivoliza– está más presente que nunca en los miedos, en los dramas, en las mentiras y en los vacíos del hombre postmoderno, aparentemente desenfadado, juguetón y divertido.
Con Jesús, como con todos, el diablo tratará de hacerle una única tentación, aunque con diversos matices: romper la comunión con el Padre Dios. Para este fin, todos los medios serán aptos, desde citar la misma Biblia hasta disfrazarse de ángel de luz. Las tres ten-taciones de Jesús son un ejemplo actualísimo: desde tu hambre, convierte las piedras en pan; desde tus aspiraciones, hazte dueño de todo; desde tu condición de hijo de Dios, pon a prueba su protección. Dicho de otro modo: el dia-bolus tratará de conducir a Jesús por un camino en el que Dios o es banal y superfluo, o es inútil y pernicioso.”
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