Una vez más lamentamos tener que volver a ser críticos con los incumplimientos de las rúbricas litúrgicas que advertimos a nuestro alrededor. Pero reconozcan que, ante algunas de las imágenes que hoy nos muestran los medios locales, resulta difícil callar. La misma insistencia con la que algunos desprecian las normas litúrgicas de la Iglesia, al tiempo que avasallan el derecho que tienen los fieles a acceder a una liturgia celebrada con arreglo a dichas normas, la mostraremos nosotros a la hora de denunciar las infracciones, y de defender el derecho que asiste a los fieles. Y es que tal parece como si lo del salmo 68, "el celo de tu templo me devora", les sonara a chino mandarín.
Andaban ayer de fiestas patronales en el Real Grupo de Cultura Covadonga, y con tal motivo, y como es tradición, se celebró una Misa de campaña en las instalaciones sociales, a cargo del párroco de la zona (parroquia de la Asunción). El diario La Nueva España nos ofrece una imagen de la celebración, que tal parece un compendio de irregularidades litúrgicas. La mesa, o eso parece, sobre la que se ofreció el Santo Sacrificio no aparece revestida del necesario mantel. Ofrezcamos, no obstante, el beneficio de la duda ya que las dimensiones del mismo pudieran motivar que no se advirtiera en la fotografía. Otros extremos, desgraciadamente, no admiten duda alguna. El señor párroco celebra sin estar revestido de la preceptiva casulla, ¿no tienen dinero para tela en la Asunción?, lo dudamos. Nos inclinamos más bien porque su párroco sea de los que se apuntan a la moda de alardear de su condición y autoridad sacerdotal, que eso representa la estola, antes que revestirse humildemente de la caridad de Cristo (que es lo que significa la casulla en la tradición católica). Para colmo de males la estola que luce tampoco respeta el color litúrgico del día, el blanco, sino que se trata de una “estolinqui étnica” de color incalificable. Les damos a ustedes premio si son capaces de adivinarlo. Para rematar la faena, y bajo la estola, un maravilloso alba “pre mamá”, sin ceñir por el cíngulo preceptivo, y bien abierta para mostrar a la feligresía los cuellos de la hermosa y colorida camisa que viste el presbítero. ¿Sabrá por cierto lo que es un amito?, pues por si no lo supiera aquí le dejamos este interesante enlace.
No nos negarán que la segunda fotografía, tomada del diario El Comercio, es también para nota. Fíjense en el largo de las túnicas que lucen los jóvenes acólitos, en la procesión de la Virgen de la Guía. No hacen falta comentarios. Tal parece que la comisión de festejos del barrio, o la parroquia de Somió, tampoco tienen para telas…
Serán cosas de la crisis…que, por lo que se ve, no sólo es económica.
Querido amigo: Comparto tu preocupacion por el desprecio que se hace a las rúbricas mandadas por la Iglesia. No obstante me gustaría lanzar una lanza en favor de D. Eduardo, el parroco de la Asunción.
ResponderEliminar1º Hemos de destacar como tú bien dices que se trata de una misa de campaña donde siempre es más dificil ser tan detallista.
2º Posiblemente el altar de campaña se lo encontró ya colocado y por "caridad cristiana" no quiso hacer de menos a quien lo preparó.
3º Desde hace años existe lo que popularmente se llama "alba-casulla" precisamente para estos casos "excepcionales y punturales".
Así pues, si sólo se diesen estas alteraciones en misas fuera de los templos, creo que podríamos dejarlas pasar, insisto como "excepciones". Lo triste de todo esto no es que se produzca en una misa en el grupo covadonga, sino que se produce habitualmente -a diario diría yo- en muchos de nuestros templos que disponen de medios materiales y económicos para seguir las normas litúrgicas.
Un cordial saludo
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ResponderEliminarEstimado Jesús,
ResponderEliminarDesde este blog en ningún momento se ha buscado criticar o desacreditar a la persona en concreto,en este caso D. Eduardo. No se critica a la persona, merecedora como todas del mayor respeto, sino al comportamiento.
Es vocación connatural a este blog la defensa de la liturgia católica, tal y como la Iglesia la establece. Y por tanto también la denuncia de aquellos comportamientos que, alejándose de dichas normas, sólo responden a gustos o criterios personales, que no deben tener cabida en la liturgia de la Iglesia y revelan además un clericalismo (aquí se hace lo que dice o le gusta al cura de turno, y no lo que dispone la Iglesia)preocupante.
Coincidimos en tu apreciación de que un Misa de campaña resulta compleja, y puede justificar una cierta laxitud a la hora de aplicar las rúbricas. Efectivamente son mucho más preocupantes las irregularidades que campean a sus anchas, un domingo sí y otro también, en muchas de nuestras parroquias. Pero este humilde blog no puede asumir la tarea de denunciar todos y cada uno de estos incumplimientos, aunque sí aquellos, que como es el caso, son objeto de amplia y general difusión pública en los medios de comunicación.
Con un cordial saludo,