martes, 20 de octubre de 2009

EL PATRIMONIO DISPERSO DE LA BASÍLICA DE GIJÓN (I)

Hace ya once años que la Compañía de Jesús transfirió la titularidad de la hoy Basílica del Sagrado Corazón, en Gijón, a la archidiócesis de Oviedo. Desde la distancia que da el tiempo transcurrido, parece bastante evidente e indiscutible que dicho proceso de transferencia no resultó precisamente modélico.

En el transcurso del mismo se orillaron cuestiones trascendentales, como los graves defectos estructurales que ya afectaban al edificio, y que afortunadamente parecen hoy superados. Junto a ello un generoso “laissez faire” otorgado a los entonces responsables provinciales de la orden fundada por San Ignacio, se tradujo en el despojamiento consentido de algunos de los elementos más identificativos y queridos del templo gijonés.

El templo se entregó desprovisto de todo su ajuar litúrgico, y según personas que vivieron el proceso muy de cerca, éste adquirió por momentos ribetes cuasi cómicos. El hecho de que se retiraran hasta las alfombras del presbiterio, confeccionadas a la medida de sus gradas y por tanto difícilmente servibles para otro recinto, o que incluso se hubiera llegado a plantear la posibilidad de hacer otro tanto con el órgano del templo, dan buena fe de ello.

Pero sin duda los casos más sangrantes fueron la retirada del templo de la calle Jovellanos de su representativo sagrario, y del venerado Cristo de la Paz, obra cumbre del escultor Miguel Blay Fábrega. Ambos fueron sacados con nocturnidad por la puerta lateral del edificio, en la calle Begoña, con rumbo a la casa de los jesuitas en Villagarcía de Campos (provincia de Valladolid).

Allí permanecerían almacenados unos años, hasta que, tras la destrucción del viejo retablo neogótico de la iglesia de la Merced de Burgos, por un incendio acaecido en el año 2001, decidieron trasladarlos a este templo, donde todo su altar mayor rezuma hoy reminiscencias gijonesas.


El monumental sagrario de la conocida Iglesiona, como puede comprobarse en la fotografía antigua que se adjunta tomada en su tradicional emplazamiento, reproducía en su fachada el pórtico del templo gijonés. Con forma de basílica románica, como si fuera una premonición del título que se le otorgaría al templo, aparece orlado por una legión de ángeles, y coronado por la imagen de San Miguel Arcángel que defiende a la Iglesia de sus enemigos. En el momento de su realización, por la casa Tiestos de Barcelona, pasaba por ser el sagrario más grande de España, y fue construido con las aportaciones de plata y alhajas realizadas generosamente por numerosos gijoneses.

En otra fotografía inédita puede contemplarse la parte trasera del inmenso sagrario, colocado ya como está en la actualidad, en el altar mayor de la iglesia burgalesa de la Merced.

La otra pérdida sustancial fue la retirada de la imagen del Cristo de la Paz, más conocido como Cristo de Blay, por ser su autor el afamado escultor Miguel Blay Fábrega. El Cristo fue encargado en el año 1914 por D. Cesar Carvajal, que lo donó a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Gijón. En carta autógrafa de Miguel Blay al P. Ibero, rector del colegio de la Inmaculada y factótum de las obras de construcción del templo, fechada en Madrid el 25 de octubre de 1.923, en la que le informa de las medidas finales de la imagen, hace referencia expresa al encargo realizado por D. Cesar Carvajal con destino a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Gijón. Parece por tanto que el destinatario de la donación, según voluntad del donante, era el templo concreto de destino y no la Compañía de Jesús.


El largo tiempo del que dispuso Blay para la realización de su obra (desde 1914 a 1924) le permitió convertirla en una de sus creaciones más destacadas, quizá su última gran obra, ya que desde 1925 a 1933 Blay trabajó poco, al ocupar la dirección de la Academia Española de Roma.

El Cristo de Blay, y antes de su traslado a Gijón, fue presentado en Madrid en la Semana Santa del año 1924 (entre el 5 y el 10 de abril), en las salas de la Sociedad de Amigos del Arte (bajos de la Biblioteca Nacional), con gran éxito y repercusión social, recibiendo incluso la visita de los reyes de España, D. Alfonso XIII y Dña. Victoria Eugenia.



En las fotografías podemos contemplar una imagen reciente del Cristo de Blay en la iglesia burgalesa de la Merced. En otra de ellas, tomada en el mismo templo, se ve  la imagen perdida en la inmensidad del ábside, junto al sagrario de la basílica de Gijón, y el altar de madera que fuera también de la capilla de San José del gijonés colegio de la Inmaculada. Esta capilla vio desmantelada su tradicional disposición tras la reforma litúrgica de los años 70, desapareciendo incluso la imagen del santo titular, que según parece se conserva hoy en la esquina de un pasillo de la clausura del colegio.

Como detalle curioso, la última fotografía nos muestra el sepulcro de Miguel Blay en su Olot natal. Sobre él aparece la efigie del Cristo de la Paz gijonés, prueba de la veneración que el mismo autor le profesaba, y de la importancia alcanzada por esta imagen en el conjunto de su obra.


La prensa local informaba recientemente de los intentos que se encuentra realizando el rector de la Basílica de Gijón, para conseguir el retorno a la ciudad de estas dos piezas singulares (sagrario y Cristo de la Paz), que fueron donadas y concebidas para su ubicación en dicho templo. Esperamos que las gestiones fructifiquen, ya que dado el significado y valor que tienen para muchos católicos gijoneses, resulta doloroso verlas alejadas de la ciudad, y en una ubicación donde poco significarán para los habitantes de Burgos. Allí podrían ser sustituidos por el mismo sagrario e imagen de Cristo con que los jesuitas trataron de llenar el hueco dejado en la Iglesiona, al abandonarla en el año 1998.

Parece lógico que, incluso sin llegar a discutir su propiedad que podría continuar siendo de la Compañía (aún cuando por los antecedentes expuestos la cuestión sería bastante dudosa), ambos elementos deberían retornar, al menos en depósito, a su emplazamiento original. Existen antecedentes similares en la propia ciudad de Gijón, donde la Compañía de Jesús tiene en depósito, sin renunciar a su propiedad, la biblioteca asturiana del P. Patac, S.J., justo en un edificio situado frente a la Basílica. Creemos pues que existen razones tanto, o más poderosas, para disponer una medida similar en relación con estas piezas históricas y artísticas de la Basílica del Sagrado Corazón.

Continuará…






No hay comentarios:

Publicar un comentario