lunes, 26 de octubre de 2009

PASEANDO POR GIJÓN


Pasear por Gijón es toparse en cada esquina con su historia creyente. No sólo en el barrio alto, donde son incontables las referencias religiosas: la atalaya de Santa Catalina, las calles del Rosario, Ave María, las Cruces, Recoletas, Vicaría, Arcipreste Piquero, Remedios,  plaza de la Soledad o Campo de las Monjas.

La calle principal de nuestra ciudad, hoy conocida como Corrida, fue durante muchos años la calle Ancha de la Cruz. Calles de la Trinidad, Santa Elena, Santa Lucía, Santa Rosa, San Antonio, vinculadas a antiguas capillas desaparecidas o mutiladas y desacralizadas. Calle de San Bernardo, por un antiguo priorato cisterciense sufragáneo de Valdediós.

Calle del Sagrado Corazón, San Agustín, Caridad, plaza y barrio del Carmen (otra vez vinculados a una desaparecida capilla), sin olvidar a grandes Papas, como León XIII o Juan XXIII.

Sólo glosando los nombres de nuestras calles y plazas casi podría reescribirse el Catecismo de la Iglesia Católica, o un abultado catálogo de santos.

Y lugares emblemáticos, como la Providencia, la Guía (siempre soñando recuperar su capilla de la Virgen), o la mismísima playa de San Lorenzo, que debe su nombre a otra vetusta capilla.

Seguro que se nos queda algo en el tintero. Parece mentira que con este nomenclátor algunos se empeñen en presentar a nuestra villa como una localidad laica y descreída. ¿Andan por las mismas calles que nosotros, o las sobrevuelan sin pisarlas e ignorando la más elemental historia de nuestra villa?.

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